Convertirte en CEO de tu propio negocio de software no es como en las películas, donde el protagonista descubre sus superpoderes, al contrario, es un proceso que, a menudo, te los quita o, mejor dicho, te obliga a renunciar a ciertas comodidades que tenías como desarrollador y ahora cargas con muchas más responsabilidades.
Aquí te cuento lo que realmente implica este cambio:
Decir adiós al código todo el día
Tendrás una drástica reducción de tu tiempo frente al código, al principio, esto puede parecer un alivio, especialmente si ya te sentías cansado resolviendo tickets y bugs, “Está bien”, podrías pensar, “necesitaba un cambio de todas formas”, pero ese es el punto que quiero mostrate.
Como desarrollador, tu mundo gira en torno a problemas concretos y soluciones tangibles, resuelves un ticket, marcas la tarea como completada, y hay una sensación inmediata de logro, es un ciclo claro y satisfactorio: identificar el problema, solucionarlo, y pasar al siguiente. Sin embargo, al dar el salto y convertirte en dueño de negocio, este ciclo cambia radicalmente.
De repente, te encuentras tomando decisiones que afectan no solo al producto, sino a toda la organización, y aquí, rara vez hay un “ticket completado” que marque el fin de una tarea.
Decidir sobre la dirección del producto, gestionar las finanzas, negociar con clientes, liderar a tu equipo, todas estas son decisiones que llevan consigo un peso considerable y, a menudo, no ofrecen una resolución inmediata o definitiva.
Por la noche, cuando intentes descansar, puedes encontrarte dando vueltas en la cama, preguntándote si la decisión que tomaste fue la correcta.
A diferencia de los bugs en el código, que con suficiente habilidad y esfuerzo pueden ser resueltos definitivamente, muchas decisiones de negocio no ofrecen esa certeza. Estás construyendo sobre terreno inestable, donde la única constante es el cambio y la incertidumbre.
Este ciclo continuo de toma de decisiones y enfrentamiento de tareas sin un fin claro puede ser agotador de una manera completamente diferente a la que experimentabas como desarrollador. No hay un botón de “completado” para las complejidades del liderazgo y la gestión empresarial. Cada día trae nuevos desafíos que exigen tu atención, y el juego nunca se detiene realmente.
Tu vida social se transforma en Networking
Decir adiós al estereotipo del programador aislado en su cuarto oscuro, inmerso en su mundo con música, series, videojuegos, o incluso al que se refugia en la esquina más tranquila de un coworking, acompañado de snacks y su bebida favorita, la realidad de liderar tu propio negocio de software implica abrirte al mundo de una manera que quizás nunca habías considerado necesaria.
Ya no basta con ser excepcional en lo que haces a solas; ahora, el éxito depende también de tu habilidad para conectar con otros, para socializar y para encontrar y aprovechar oportunidades de crecimiento para tu negocio. Esto te obliga a desarrollar dos habilidades críticas:
1. Habilidad para presentarte y presentar tu Solución de manera atractiva: No solo se trata de saber hablar o escribir bien; es la capacidad de transmitir el valor de lo que ofreces con entusiasmo, claridad y confianza, tanto en entornos formales como informales. Aprender a contar la historia de tu empresa, de tu producto, de manera que resuene con tus interlocutores, es clave, esto significa también saber escuchar, adaptar tu mensaje a diferentes audiencias.
2. Aceptación al rechazo: Y no me refiero a un “no” de amigos o de tu equipo de trabajo, sino de potenciales clientes y socios comerciales, prepárate para escuchar muchos rechazos, para que se rían en tu cara o te digan directamente que no están interesados en ayudarte. Esto puede ser devastador, especialmente al principio, no solo se trata de desarrollar una piel más gruesa; es entender que cada “no” te acerca un paso más al “sí” que buscas, y que en ocaciones debes asumir que te equivocaste y debes iterar tu modelo, buyer o producto.
Ambas habilidades son esenciales y no vienen de la noche a la mañana. Requieren práctica, exposición constante a situaciones incómodas y, sobre todo, un compromiso firme con tu crecimiento personal y el de tu negocio.
La transición de programador a empresario es, en gran medida, un viaje de autodescubrimiento y superación. Implica dejar atrás la comodidad de tu espacio personal y seguro, para enfrentarte al mundo con todo lo que tienes que ofrecer, dispuesto a aceptar tanto los aplausos como las críticas.
Te invito a registrarte en nuestra próxima MasterClass exclusiva, donde profundizaremos este y otros temas.
Muy bueno